Hola gente,
Guau, esto va a ser muy difícil de explicar, ojalá no sea un caos...
No sé, hacía días que tenía como muchas ganas de conocer a los shuar, no me los sacaba de la cabeza, desde que empecé a conocer algo de su historia en Quito a través de museos, libros...
¿Pero que sabía de ellos? Pocas cosas, que eran alrededor de unos 40 mil en Ecuador, que eran lo que se llamaban antiguamente los jíbaros, los reductores de cabeza, que también eran los que tomaban chicha, hasta 60 veces al día, que es líquida, formada a base de yuca o palma, y que la característica básica es que es masticada por las mujeres, suelen ofrecerla a sus visitantes, y encuentran de muy mal gusto que se rechace, según la mujer que lo mastique, tiene gustos diferentes, si la chicha saliera con muy mal gusto, es considerado de malos augurios. Han vivido de la selva hace muchísimos años y en principio, te los puedes imaginar con taparabos y la cara pintada de colores (así yo los había visto en multitud de fotos). Bueno, eso no ocurrió hace tantos años, pero por supuesto ya no van con taparabos (al menos la mayoría), y ya no todos viven sólo de la selva.
Yo los quería conocer y vaya si los he conocido, me siento súper afortunada, pero vamos a esperar un rato, que no quiero escribir con prisa.
Salí de Chunchi a las 6 de la mañana. Tenía 3 horas hasta llegar a Riobamba. Luego 5 horas más para llegar a Macas. Me habían dicho que la carretera estaba muy mal, pero en este caso, la imaginación no supera la realidad.
Además si añadimos que en el bus, yo iba detrás de todo (creo que aún tuve suerte de encontrar boleto), y es que era la fiesta de la virgen de Macas, yo no lo sabía, y es una virgen muy venerada, por los supuestos milagros que ha hecho.
En los 5 asientos de detrás íbamos, 5 adultos y 6 niños. Además era la señora de mi lado, que llevaba 2 niñas, un bebé y una chiquilla de unos 13 años. Total que en dos asientos, íbamos 6 personas, supuestamente en el asiento de mi lado, 5. Ya os lo podéis imaginar, los pies de la bebé en mis piernas, con una niña entre medio de su madre y mío, y otra niña a mis pies. ¿Y la carretera? sin asfaltar por supuesto y con un montón de piedras, subiendo y bajando montañas con carreteritas estrechas, estrechas, al principio generando mucho polvo. Primero, sierra, andes, y luego poco a poco, empieza a aparecer árboles frondosos de mil formas, estábamos entrando en el parque Sangay, cambiando absolutamente todo el paisaje. Empieza a haber mucha agua, cascadas y montones de ríos, que por supuesto el bus había de cruzar. Y creo que además las mujeres ecuatorianas no deben de mear, porque pararon unas 3 veces en medio del camino, y cuando digo en medio, es en medio, para que los hombres salieran a mear, allá, a las orillitas de la carretera. De todas formas, el paisaje impresionante. Mi culo, mis piernas a morir. Una de las niñas no paraba de sacarse mocos, y yo tenia que vigilarla,porque sus manos siempre sospechosamente,iban a mis pantalones.
Llego a Macas, lugar perdido en el culo del mundo, pero precioso. El día anterior había podido contactar con una agencia para que me consiguiera un guía que me pudiera acompañar a alguna comunidad shuar. Voy a hablar con ellos, y lo dejamos todo listo para irnos a primera hora del día siguiente, y me voy pitando a la casa de la cultura, dónde supuestamente había un museo shuar, y me quedaban 15 minutos para poderlo ver. Pero mi sorpresa es encontrarme un tipo pintando en el suelo unos murales. El museo debía ser una habitación de 50 metros cuadrados, pequeñito, pequeñito. Todo estaba lleno de cartulinas por el suelo, potes de pintura, y muy poca pinta de ser un museo. Pero el chico que estaba pintando me hace pasar, y me dice que vea tranquilamente el museo. Pero las vitrinas debían tener unos 3 dedos de polvo. Pero el agarra un papel de periódico y intenta limpiar las vitrinas, pero no se veía mucho más, ya podéis imaginar lo que podía limpiar con el papel de periódico. Y se dispone a hacerme de guía, fue muy divertido, utilizaba frases como: aquí puedes ver un montón de variedades de diversas cosas... Y ésto, es (se quedaba callado un buen rato) y luego cuando le venía una luz, me decía lo que a él se le había ocurrido que era, yo a veces, le echaba una mano, porque puestos a imaginar, yo también tengo imaginación. Y así vi el museo. Lo que no estaba en las vitrinas lo agarrábamos, le dábamos vueltas, me encantan estos museos...
Hey que el deber me llama, luego sigo.
La segunda foto, es un cartel que había en la puerta, antes de entrar a la iglesia de Macas.
Abrazotes
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